Es como una travesía sexual juntar un bolígrafo a la hoja; derramar la tinta como semen indeleble por la piel de las páginas. Cabalgar en los senos de la poesía, hasta llegar al orgasmo de la escritura...a ese clímax literario. (Jorge Arismendi Jr.)
Hacíamos el amor en una silla
Hoy viene la poesía femenina a tomar el poder. Saludos a todas las mujeres que, de una u otra manera, terminan siendo poetas, o una poesía total.
Hacíamos el amor en una silla.
Él tenía el pelo largo que me gustaba echar hacia atrás
el pelo largo que me gustaba oler
que me gustaba enredar.
Mientras me apretaba firme, sin movernos casi
en la silla -es difícil explicarlo
fue algo más que sexo
era una silla y dos personas estando.
sintiendo
el uno entrando algo que se dejaba entrar en la una
y una simple silla de madera despintada
aguantando todo el peso de dos vidas
de dos culpas, de dos grietas.
Un hombre que no poseía nada pero que tampoco servía a nadie.
Una criatura miserable y libre.
Colaboración de Cruz-Bernall Mairym
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De cómo en una sola silla reside un instante pleno. Me gusta. Saludos desde España
ResponderEliminarEntre sillas y amor. Wow! Cuánta pasión se desborda. Saludos desde Perú.
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