Viernes


Como siempre es viernes
y viernes es... noche,
hora de convocar al fuego,
de abolir la distancia que nos tiene lejos
con el único fin de no quemarnos.
La penumbra invita a los sentidos,
cruzo el puente levadizo de tu boca
sin llaves ni contraseñas,
hasta alcanzar  las honduras de tu abrazo.
Con dos sonrisas-beso se humedece tu garganta;
cuelgo tu camisa en los balcones,
se desmaya mi chalina en la terraza
y termino perdiendo, como siempre,
el encaje de mi piel en tu mirada.
Todo sugiere que no estamos.
Un silencio y cien suspiros
deambulan por los espejos
y una tijera de luna
bosteza junto a la noche.

Colaboración de Cristina Chaca desde Argentina

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